“París bien vale una misa”

“París bien vale una misa”

Esta expresión tiene un significado muy sutil. Se emplea cuando, para conseguir algo, se tiene que estar dispuesto a hacer algún sacrificio, por mucho que éste vaya en contra de nuestras convicciones.  Al parecer, esta famosa frase la pronunció el rey Enrique III de Navarra cuando tuvo que abjurar por pragmatismo de la religión protestante y convertirse al catolicismo para poder llegar a ser rey de la Francia del siglo XVI.  En nuestra opinión París merece no una sino muchas misas, ya sea la primera vez que visitemos esta increíble ciudad o ya hayamos estado en alguna ocasión.

Desde siempre, París ha sido calificada con innumerables adjetivos. Es imposible contar las veces que se ha descrito a Notre Dame, la Torre Eiffel, el Sena al amanecer, al atardecer o al anochecer… el esplendor y la magia de pasear por sus amplias avenidas flanqueadas de impresionantes edificios públicos y museos, parques, jardines y estatuas, las escaleras que suben o que bajan de Montmartre, los pintores que pintan o suspiran por un antiguo amor que quizás solo exista en el imaginario de su memoria.

Definitivamente, “París bien vale una misa” y definitivamente no supone sacrificio alguno.

Comments are closed.